miércoles, 20 de febrero de 2008

OPINIÓN

LA VIOLENCIA OFICIAL

Ha llegado a tal el nivel de intolerancia en el país, que no basta que miles de colombianos hayan sido y sigan siendo asesinados por sus creencias políticas. Ahora el Gobierno se ha encargado de eliminar moralmente a todos aquellos que de una u otra forma no coincidamos con sus actividades funestas elucubradas con maestría desde Palacio.

En no pocas oportunidades es el propio jefe del Estado el que se ha encargado de instruir e impulsar a sus ministros y ex ministros en el arte de la difamación y el desprestigio. Gracias a lo que los uribistas llaman verraquera, machera o tesón del primer mandatario, hoy por hoy el ambiente en Colombia entre quienes siguen al Presidente y entre quienes no lo hacen está caldeado y peligroso. Son cada vez más frecuentes los ataques verbales y casi físicos a opositores como Piedad Córdoba, Daniel Coronell y Ramiro Bejarano, que han sido agredidos, no por sicarios a sueldo, sino por ciudadanos obnubilados por la intolerancia y arrogancia impuesta por el régimen.
Resulta reprochable que sea el propio jefe del Estado el que promueva esta clase de conductas, pues olvida él que una de las funciones que le corresponde es la de mantener la unidad nacional, unidad que en estos días está totalmente quebrada y llegando a unos niveles peligrosísimos.

Es tan absurdo lo que está pasando que esta semana, oyendo al remedo de ministro de Agricultura defender su cuestionada conducta frente a los predios de Carimagua, no tuvo reparo en imitar el lenguaje y el tono de su Presidente para insultar al senador Robledo del Polo.

Arias no está haciendo nada distinto que copiar a su jefe el Presidente, quien no se detiene para acusar de guerrilleros, terroristas y criminales a todos aquellos que no comulgan con su gobierno.
No en vano el primo de Pablo Escobar, desde Palacio y en representación del Gobierno, rechaza la marcha contra los paramilitares poniéndole la lápida encima a sus organizadores.
¿Recuerda José Obdulio Gaviria que fue su primo quien le dio vida al paramilitarismo?
¿Se acuerda señor Gaviria quién fortaleció las Convivir?
¿Se le olvida al primo de Pablo el número de fosas con cuerpos descuartizados a punta de motosierra por parte de los paramilitares?

Que difícil resulta creer que en Colombia hay víctimas de la violencia de primera y de segunda. Al primer grupo, según el Gobierno, pertenecen los asesinados y secuestrados por las Farc. En cambio, las víctimas de los paramilitares son de segunda y solo son recordados por sus familiares, quienes en su gran mayoría son desplazados deambulando por el país de la seguridad democrática.

Por: Felipe Zuleta
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