viernes, 26 de junio de 2009

Un breve análisis sobre la actual crisis en Oriente Medio


Turbulencias en Irán

Por: Alberto Ramos Garbiras. (*)

Irán tiene un régimen teocrático presentado como República islámica, con 12 teólogos-juristas que conforman el Consejo de los Guardianes, con superpoderes; en la práctica son la segunda instancia del Parlamento, a manera de cámara alta. Un sistema político diseñado hace treinta años, resultado de una mezcla de teocracia y democracia, que contiene elementos similares a las que funcionan en las democracias occidentales, pero sin el reconocimiento pleno del ejercicio de los Derechos Humanos.

En Irán, por los hechos producidos se percibe una disputa pública entre dos sectores políticos del mismo régimen islámico, uno encarnado en el ala conservadora y el otro en el ala reformista, donde 4 figuras que han ejercido la Presidencia del mismo régimen sobre la nación, están exhibiendo, usando y manipulando su apoyo electoral y político.

Ahmadineyad, en ejercicio del poder, cuenta con el apoyo del líder supremo de la Nación, el ex presidente, el Ayatola Jomeini, y tiene la favorabilidad de los sectores más pobres gracias a los subsidios que ha implementado con los ingresos petroleros. Y el otro candidato fuerte, Musavi, tiene el respaldo de los ex presidentes Rafsanjani y Jatamí.

La política iraní se puede entender como un enfrentamiento entre dos bloques generacionales. Uno conformado por los jóvenes nacidos en los últimos 35 años, y el otro por los mayores de 40 años. Esto se traduce en la confrontación ideológica entre las personas guiadas por las nuevas corrientes ideológicas y por las actitudes de la globalización, frente a las población mayor guiada por los clérigos fundamentalistas islámicos.

La campaña electoral que culminó el 12 de junio, estuvo animada por debates televisivos. Por primera vez en ese país se inscribieron cuatro candidatos (Ahmadineyad, Musavi, Karrubi y Rezai), lo que permitió a la población de más de 65 millones de habitantes, conocer el pensamiento de los aspirantes a la Presidencia, y enterarse de los ataques personales que mostraron defectos y vicios del actual sistema político.

Las actuales manifestaciones en Irán, han sido promovidas principalmente por los jóvenes, quienes reclaman la anulación de las elecciones. Ellos sienten hartazgo por las rígidas normas morales, sociales y religiosas que patrocina el sistema de esta teocracia islámica; creen que si hubiera ganado el candidato Musaví, habrían obtenido un respiro con reformas sociales de mayor flexibilidad en las conductas.

Por su parte, la comunidad mundial se ha informado a través de internet, por reporteros anónimos. Mediante blogs y el servicio de microbloguing Twiter, se han dado a conocer las protestas y la situación irregular en Irán, reemplazando de facto a los periodistas tradicionales y a los grandes medios, quienes han visto obstaculizada su labor. Aunque muchos de estos blogueros han sido identificados y perturbados, e internet ha sido bloqueada, esto no ha sido un obstáculo para interconectarse con el extranjero.

Mientras tanto, el presidente Ahmadineyad se aferrará más al poder, no se anularán las elecciones (solo revisaran parcialmente algunas urnas) y aumentará la represión alentada por los pasdarán (o guardianes de la revolución), ejército adscrito al Gobierno que, a su vez, dirige a la milicia basiyí de más de un millón de miembros con sedes en las mezquitas.

Aún así, el Gobierno se verá abocado, de manera gradual, a ir ampliando el sistema de garantías de los Derechos Humanos. De no ser así, el sector reformista cogerá ventaja en una próxima puja electoral, gracias a los jóvenes que los apoyan, quienes representan más de la mitad de la población.

(*) Catedrático de Ciencia Política, Universidad Libre (Cali), y Profesor –Investigador de la Universidad Santiago de Cali (USC).

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